viernes, 18 de marzo de 2011

PARA PENSAR

En un lugar y un tiempo muy lejanos en unas pequeñas tierras vivía un anciano campesino.
A pesar de ser muy pobre, tenía un caballo extraordinario, tan fino que el señor  del castillo quería comprárselo, pero el viejo labriego se rehusaba a vendérselo. 
- Para mí, este caballo no es solamente un animal, es un amigo. ¿Cómo puedo vender yo a un amigo? 
Una mañana el labrador entró al establo y no encontró a su caballo. Al enterarse, los vecinos le dijeron: 
- Te lo advertimos. Debiste haber vendido el caballo, te negaste y ahora te lo robaron.
¡Qué mala suerte tienes!
El viejo hombre les respondía:
- ¿Mala, o más bien buena suerte? 
Todos se burlaban de él. 
Dos semanas después, el caballo regresó seguido de una manada de potros salvajes.
Su corcel había escapado detrás de una hermosa yegua y retornaba ahora con la manada entera siguiéndolos.
- ¡Qué suerte! -exclamaron los vecinos.
 
El viejo hombre inició entonces con su hijo la tarea de domar los caballos. Una semana más tarde, el muchacho se rompió una pierna entrenando a los potros. 
- ¡Qué infortunio! ¿Quién lo va a relevar, si no tiene cómo contratar a un reemplazo? –comentaron los vecinos. 
El anciano les contestó:
- ¿Mala, o buena suerte?
Pasaron unas semanas, cuando de repente el ejército real llegó al pueblo y enlistó a los jóvenes en sus filas.
Todos fueron enrolados excepto el hijo del viejo, quien no les interesó, porque tenía una pierna fracturada.
- ¡Qué suerte tienes! -le dijeron los vecinos llorando-. A nuestros hijos se los llevaron a la guerra y probablemente morirán, mientras tu hijo permanecerá contigo.
Conmovido, el viejo hombre replicó:
- Buena o mala suerte, ¿quién sabe? 
 La vida es más rica y generosa que nuestra imaginación. Todo lo que nos sucede, por muy difícil y doloroso que sea, está cargado de tesoros y posibilidades.
Abre tu corazón y tu mente. Usa tu fuerza y tu coraje para buscar lo mejor de cada situación. Así harás más llevaderas las adversidades. Las podrás usar para crecer y sobre todo contribuirás a tu felicidad y a la de los tuyos. 
Si realmente buscas la felicidad, mira a tu alrededor y la encontrarás en tu familia, tus amigos, en tu quehacer diario, en tus sueños, en tus reflexiones, en tus logros, en algún rincón de tus fracasos,.
Todo ello ocurre porque para echar algo de menos es necesario haberlo perdido antes y no de forma material, sino sólo con pensar en la posibilidad de que ocurra, por eso no te obsesiones, disfrúta ahora y mañana........

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